Supongamos que hemos descubierto un proyecto de Kickstarter (o de cualquier otra plataforma similar) que nos resulta atractivo; podemos haberlo visto en la BGG, en algún blog o nos lo puede haber recomendado un amigo. El caso es que decidimos que queremos ser mecenas de ese proyecto, y claro, nos asaltan múltiples dudas.
Hay muchísimos puntos de los que se puede hablar (de hecho, es el objetivo de esta serie de posts ;)), pero como persona con cierta experiencia en Kickstarter, me gustaría destacar tres cosas básicas que debemos conocer para saber en qué nos estamos metiendo – no son las únicas, pero son las más importantes para mi gusto.
El error más grave que podemos cometer es confundir las plataformas de crowdfunding con una tienda. Técnicamente no estamos «comprando» nada; estamos haciendo una donación a una persona o entidad que necesita ayuda para llevar a cabo un proyecto, y que, a cambio de nuestro apoyo económico, se compromete a darnos un retorno (reward).
Así, el juego que vamos a recibir finalmente en casa no existe aún, más que como un prototipo (más o menos avanzado). De hecho, el creador quiere conseguir dinero para no tener que pagar de su bolsillo la edición – con el dinero que recaude puede cubrir la producción de suficientes copias del juego como para repartir a los mecenas y quedarse con alguna y/o con algo de beneficio.
Como publicar un juego es difícil, es habitual que la gente tenga problemas con sus primeros proyectos. Aunque es muy raro que nos quedemos sin la recompensa (es un riesgo que siempre existe, pero que podemos minimizar), sí debemos estar dispuestos a aceptar que es posible que haya retrasos imprevistos por culpa de la fabricación o de los envíos, además de la espera imprescindible para que el juego pueda fabricarse. Esto quiere decir que tardaremos unos meses antes de recibir nuestra recompensa. Eso sí, a cambio, habitualmente tendremos condiciones ventajosas (exclusivas no disponibles en la versión comercial, precio reducido o ambas cosas) y, la mayoría de las veces, recibiremos el juego antes de que se ponga a la venta al público en general.
No es bueno comprar a lo loco, y meterse en un Kickstarter todavía menos. Hay dos aspectos importantes que debemos plantearnos antes de hacer clic en el botón de aportar, y que se resumen en «haz tus deberes».
Primero: ¿realmente quiero este juego? Es importante asegurarse de que el producto que nos ofrecen merece la pena, y que es algo que despierta nuestro interés. A veces los proyectos son de autores tan conocidos que su palabra es suficiente, pero para el resto de casos: lee la descripción del juego con atención, descárgate y lee las reglas, si hay una versión PnP échale un vistazo también, y no dejes de comprobar las posibles reviews independientes que pueda haber.
Segundo: ¿es éste un proyecto bien gestionado? Al principio es difícil distinguir el grano de la paja, pero hay cosas que se notan o que se pueden verificar rápidamente curioseando la página del proyecto y sus enlaces. ¿Hay un número importante de mecenas? ¿Tiene la página un aspecto profesional? ¿Han creado otros proyectos los creadores, y cómo les fue? ¿Qué tal es su página web, si la tienen? ¿Hay un buen número de comentarios, y hay discusiones constructivas en los mismos? ¿Hay actualizaciones frecuentes en el proyecto, y aportan cosas interesantes? ¿Están los creadores habitualmente respondiendo cuestiones en el hilo de comentarios? Un buen creador, en una palabra, debe transmitir pasión por su proyecto en todos los extremos, y los aspectos anteriores son buenos puntos en los que fijarse. Esta, además, es la forma de minimizar el riesgo que mencionábamos anteriormente: un creador comprometido y profesional difícilmente dejará tirados a sus mecenas; alguien que no se molesta en actualizar la página, que tiene cuatro fotos cutres en vez de un prototipo mínimamente atractivo, que no responde a dudas y cuestiones… es menos de fiar.
El hecho de que la recompensa que vamos a recibir no esté fabricada tiene también su parte positiva: estamos a tiempo de moldear hasta cierto punto su evolución. Habitualmente, los creadores están dispuestos a interactuar con sus mecenas para resolverles dudas, recoger sugerencias o sondear su opinión sobre algunas decisiones a tomar sobre el juego; por ejemplo, muchos creadores ofrecen versiones PnP a los mecenas que les apoyan y tienen muy en cuenta sus opiniones al respecto. También es común hacer encuestas sobre cuestiones estéticas del juego, o sobre la mejor forma de invertir el dinero si el proyecto tiene más éxito del previsto. Incluso si los juegos están ya más o menos terminados, alrededor de todo proyecto interesante se forma una mini-comunidad, que se comunica sobre todo a través de las páginas de comentarios.
Pues bien, como mecenas tienes el derecho, y casi el deber, de participar activamente de esa comunidad. No tengas miedo en ofrecer tus ideas e impresiones, o simplemente charlar con los creadores y con el resto de mecenas, a través de esos comentarios, actualizaciones y otras vías (encuestas, páginas en la BGG, etcétera). Es muy gratificante participar en un proyecto y sentir que realmente, además del dinero, estás aportando tu granito de arena para conseguir un mejor producto final, ya sea respondiendo a cuestiones, haciendo propuestas, corrigiendo typos, solicitando aclaraciones, repartiendo entusiasmo cuando se consiguen los objetivos, haciéndote coleguita de otros que también están ilusionados por el juego… Si no lo haces, te estarás perdiendo buena parte de la diversión. Y eso sí que no vas a poder conseguirlo luego comprando el juego en una tienda 🙂
Hay muchas más cuestiones a tratar, que iremos viendo en entregas posteriores, pero, como os prometí, estas son las tres que creo fundamentales. ¿Qué os parecen?
Posts en la serie:
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cepe 29/09/2013
Posted In: Crowdfunding, Sobre crowdfunding
Etiquetas: crowdfunding, kickstarter, mecenas